CAMIÑO DO SANTIAGO II

MATINERS SANTIAGO 2015

El último advenedizo al grupo Matiners, en su ruta portuguesa hacia Santiago, quiere dejar constancia del reconocimiento y agradecimiento a todos en su conjunto, y a cada uno en particular, por haberle dado cabida en la aventura de sus andares y yantares, en las vivencias de sus historias y en el ardor de sus debates sobre las cosas nimias y de las que llaman transcendentes. Para ellos van dedicadas estas reflexiones escritas desde el sosiego y el grato recuerdo que han ido dejando en mi memoria las andanzas compartidas.

Quienes han dedicado tantas horas a la competición lúdica han aprendido a llevar el juego de las pistas al juego de la vida subiendo y bajando montes, paseando por asfaltos urbanos o sentados en cualquier terraza ante un plato de pulpo y "Estrellas de Galicia". Este grupo humano que ha compartido la historia, el paisaje, las actividades lúdicas, la cultura y la aventura, el gusto por la dialéctica como instrumento de afianzamiento de la individualidad y del enriquecimiento de la colectividad, tiene todas las virtudes que se deben aprender en las lecciones de la vida. Este grupo es una forma manifiesta de unidad en la diversidad. Cada uno proviene de un campo profesional distinto y distante en las destrezas y en las ideas, y todos juntos constituyen un colectivo que confluye en una buena convivencia a través de gestos coadyuvantes a la diversión, a la crítica, a la risa... Sus momentos de vida compartidos son siempre esfuerzo y entrega. Nada es objeto de indiferencia, sino de contraposición de estilos, o de cortos y acalorados debates sobre cualquier devenir en cualquier momento. Al final siempre triunfa la armonía. Todos son conocedores de que son diferentes y todos saben que se necesitan para la charla y para la risa.

Poniendo cara a las ideas abstractas precedentes me llegan luminosas las imágenes de José Manuel, Amarilla, como el más veterano en el tiempo, con clara exhibición juvenil en sus andares, midiendo en cada paso la centralidad de sus ideas; de Rafa, el Tito, firme en sus ideas de siempre, ayudando en la intendencia a los caminantes, y buen "sucador" de lo que destilaban los buenos productos gallegos; de Manolo, el Xiquinino, conductor y navegante en la virtualidad, con el buen humor siempre en la palabra, y coleccionando peregrinas para entretenimiento de todos, rompiendo los tabúes al mostrar como natural lo prohibido; de Ricardo, sin sobrenombre conocido, prudente y convicto en sus acciones y en sus palabras, aportando al grupo lo que aporta su apellido al buen hacer del Barça; de Salvador, Saoro, liderando el paso y exhibiendo amor por la naturaleza, así como de la natural estrategia de llegar repentinamente a la síntesis después de una permanente antítesis; de Vicente, el místico, me cabe decir que su bondad está por encima de las ideas, tanto que los agnósticos no tendríamos inconveniente en ser su monaguillo porque irradia la paz; de Beni no hablo porque es mi amigo de siempre, pero digo lo que dicen a sus espaldas: es un crack, un líder nato, y un montón de adjetivos gratos para los oídos de un amigo.

Estas pinceladas, que obedecen a impresiones fugaces de un tiempo fugaz, no recogen todos los valores esenciales individuales. Sin duda, son muchos más, y todos pasan al archivo oculto de la memoria cuando la mirada contempla al grupo en su conjunto. Esta contemplación trasciende cualquier expectativa, pues lo que se espera de cualquier grupo configurado desde la infancia es que cierre las puertas y ventanas a cualquier elemento novedoso. Pero el grupo goza de tanta vitalidad que cada uno de los componentes que lo integran es permeable e integrador de otros matiners que desde otros horizontes comparten los valores del deporte, de la diversión, de las tertulias y de la risa.

Gracias por facilitarme la integración en vuestro grupo, del que tengo conocimiento de que sois solo una representación, pues otros matiners de rutas jacobeas estuvieron en el recuerdo de cada andadura o de cada cuchipanda, y en la esperanza de que al día siguiente compartirían las pistas y, más pronto que tarde, otras aventuras. Con este agradecimiento va el reconocimiento de que los amigos de mi amigo ya son mis amigos.

Luis Villacé.